Uno
de los problemas más grandes para las diferentes sociedades a lo largo del
mundo tiene que ver con la cantidad de tiempo que se pierde en largos atascos vehiculares.
Los problemas con el tráfico sacan lo peor de las personas, el llegar tarde al
trabajo o el no poder llegar rápidamente a su casa luego de una larga jornada
de trabajo producen no solamente mal genio en los conductores, también los
convierte en un peligro para ellos y para otros que se encuentran en la misma
situación.
En
Santo Domingo, las horas de transito de más congestión se ubican entre las 7:00
y 9:00 de la mañana, de 12:00 a 2:00 de la tarde y de 5:00 a 7:30 de la noche.
A esas horas se moviliza la masa laboral y escolar, que ingresa y se retira de
sus puestos de trabajo y de los centros educativos simultáneamente. Es por ello
que es tan común que a estas horas se produzcan gran cantidad de infracciones.
Las
principales vías para el tránsito parecen reventar en medio de la imprudencia
de conductores, principalmente del transporte público, que no respetan
señalización, agentes de tránsito, convirtiendo la experiencia de manejar en el
juego de “sálvese quien pueda”. La famosa frase de que “andamos como chivos sin
ley” cabe perfectamente para identificar una de las principales razones por las
que la capital se convierte en “un solo tapón” que estresa al más paciente de
los dominicanos.
La
imprudencia se expresa de diversas maneras: seguir a una ambulancia en medio
del tapón, hacer dos y tres carriles para doblar a la izquierda, acelerar
cuando el semáforo está en amarillo, tomar y dejar pasajeros donde dice
claramente “no pasajeros” o estacionarse debajo del letrero que lo prohíbe;
rebases temerarios, cortar la fila de vehículos delante para subir a los
elevados, andar sin luces y no encender direccionales para doblar y cambiar de
carril.
La
falta de conciencia de los conductores también se expresa en seguir derecho en
un carril que es para doblar a la izquierda, tomar o dejar un pasajeros al
cruzar la calle cuando el semáforo cambió a verde, salir de una parada sin
avisar, detenerse antes de subir a un elevado para dejar un pasajero, hacer los
famosos “corte de machetes” sin importar el peligro de un accidente; no ceder
el paso, entrar a una avenida o calle principal sin hacer el pare de lugar,
cortar el paso en esquinas taponadas aunque sepa que tampoco podrá pasar,
transitar a altas velocidades en calles estrechas, doblar en U donde no se
puede y hasta amenazar a quien intente reclamar una imprudencia, entre otras
tantas formas de imprudencia.
Llegar
estresado al trabajo por culpa de un tapón o por las imprudencias de los
conductores es lo común y todo indica que la solución está en manos de muchos protagonistas,
aunque realmente, los problemas que hay de congestión en Santo Domingo se
generan porque no existe un sistema integrado de transporte público. En el país
tenemos una estructura de transporte masivo, pero no un sistema integrado de
transporte público, que son dos cosas distintas. Aquí se resolverá el problema
cuando el Estado desincentive la compra de vehículos privados y les ofrezca un
servicio de transporte de calidad, con aire acondicionado, eficiente. Y retire todas
las chatarras del transporte público de las calles.
Escrito por Adrián Ramírez (colaborador del blog)
Imagen extraída de: Diario Libre.
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